Carla Vizotti: «La mayor parte de los contagios se dan en reuniones sociales, no sólo de jóvenes»


11 enero, 2021


La viceministra de Salud habló de todo: las 30 millones de dosis de Sputnik V que habría en marzo, la negociación con el resto de los laboratorios, la voluntad de vacunar rápido a los docentes, la convicción de que los contagios no se producen en las actividades laborales y la certeza de que las mutaciones actuales no afectan la eficacia de la vacuna. Su reconocimiento del agotamiento de la población y la preocupación por la disminución de la percepción del riesgo. Cómo funciona el sistema de «semáforos» en cada distrito.

«En marzo tendríamos 30 millones de dosis de vacunas Sputnik V para aplicar a 15 millones de personas», aseguró en diálogo con PáginaI12 la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti. La funcionaria detalló, además, cómo continúan las negociaciones del Gobierno Nacional para la compra de vacunas producidas por otros laboratorios y destacó que «hasta el momento las mutaciones del virus que se han identificado y genotipificado son menores y no impactan en la eficacia de las vacunas». En un escenario en el que los casos de infectados por covid están en aumento, la secretaria de Acceso a la salud y presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiologia alertó sobre el relajamiento de la sociedad: detalló que en este momento la mayoría de los contagios son de personas que realizan reuniones sociales –no solo jóvenes, aclaró– y que «no hay una medida que sea mágica, si no se cumple con un círculo virtuoso». En ese sentido, destacó que en todas las actividades productivas, económicas y comerciales, no está habiendo un aumento de casos y que por ende el Gobierno no está pensando en restringir las actividades de ese sector.

–¿Cómo continúa la estrategia del Gobierno para la campaña de vacunación?

–Desde el principio de la pandemia, Argentina ha manifestado interés por la vacuna: primero por ser parte de la investigación y de los ensayos clínicos; después por ser parte de la cadena de producción –como lo ha logrado en la vacuna de AstraZéneca y Oxford– y por supuesto estar en contacto con todos los proveedores para poder tratar de tener la mayor cantidad de vacunas lo antes posible entendiendo que es un insumo estratégico para minimizar el impacto de la mortalidad e impedir la trasmisión. Viajamos a la Federación Rusa en octubre para tener contacto y recabar información de primera mano, lo cual ha sido fundamental, no solamente para que Argentina tenga las dosis, sino también para que se abra la puerta para latinoamérica. Hemos tenido contacto con Uruguay, Bolivia, Perú y esta semana estuvo en el país la delegación de México. Haber podido hacer ese puente fue de gran relevancia para la Federación Rusa y también un objetivo de nuestro presidente.

-¿Cuáles son las perspectivas con las vacunas producidas en otros países?

–Las negociaciones siguen en pie con Pfizer, Moderna, SinoPharm y se está avanzando con la producción en el país de la vacuna desarrollada por la universidad de Oxford y el laboratorio AstraZéneca. Ese proceso está en marcha, se está produciendo el antígeno en Argentina y está en tiempo y forma para mandar los Bulk –tanques de líquido– para que se envase en México. En principio, el cronograma de entrega sería entre marzo y julio y recibiríamos 22.4 millones de dosis, para 11.2 millones de personas. Por otra parte, hubo contacto directo de Moderna con el presidente y esta semana se van a acercar las partes para evaluar concretamente una propuesta en función de cuántas dosis, cuándo las recibiríamos, el precio y las condiciones.

–¿Cuáles son los inconvenientes en las negociaciones con Pfizer?

-Las negociaciones con Pfizer se empezaron al mismo tiempo que con AstraZenéca, pero aún no se llegó a un acuerdo por cuestiones legales. Lo que pide la casa central de Pfizer, ubicada en Estados Unidos, son algunos criterios de indemnidad y de no responsabilidad del laboratorio que implicarían que el país tenga que responder con fondos ante cualquier situación. Esos son los puntos que todavía se están definiendo porque Argentina tiene un marco legal que cumplir. De todos modos, se está trabajando para tener esa u otras opciones.

–¿Qué opina sobre las críticas que circulan acerca de la vacuna Sputnik V, en relación a la falta de información sobre la misma?

Decir que la Sputnik V no tiene datos es incorrecto, porque cuando un laboratorio o un país produce una vacuna y genera los análisis de seguridad, eficacia, datos de la manufactura y de los lotes, se presenta a un estado en forma confidencial. Las autoridades sanitarias, el Ministerio de Salud, el ente regulatorio, y la comisión nacional de inmunizaciones –con representantes de todas las jurisdicciones–definen si la información es sólida en seguridad y eficacia y recién allí se realiza la autorización de emergencia. Esto sucede con todos los medicamentos y vacunas. De ninguna manera no hay información.

–¿Existe una estimación sobre con qué porcentaje de la población vacunada se podría volver a la «vieja normalidad»?

No se puede saber con qué cantidad de población vacunada se reduciría la circulación del virus. Eso dependerá de las características de las vacunas. Si tenemos una vacuna que previene la infección y la trasmisión y su efecto dura un tiempo lógico, será mucho más probable que podamos interrumpir la trasmisión que si, en cambio, tenemos una vacuna que tenga más impacto en disminuir la mortalidad, pero no la infección y transmisión. Todavía falta que los ensayos clínicos digan bien cuál será el rol de la vacuna y de cada una de ellas en particular. Eso lo revela el seguimiento de la fase tres que aún resta por conocer.

–¿Están evaluando dar, en vez de dos dosis, una dosis a más gente como están realizando otros países?

–Tenemos que tener una mirada realmente amplia porque ésta es una situación absolutamente inédita y las decisiones se tendrán que tomar en tiempo real y a medida que vayan surgiendo informaciones de otros países. Los intervalos de interdosis de las vacunas son como mínimo de 21 días, pero si pasa más tiempo entre una y otra aplicación no es un problema relevante. La decisión sanitaria más importante que nos tenemos que plantear es si queremos tener 10 millones de personas vacunadas a marzo con dos dosis o si preferimos tener 20 millones de personas con una sola. En este contexto de pandemia es muy lógico pensar que se pueda vacunar a más gente con la primera dosis y diferir la segunda para cuando ya esté controlado el brote.

–¿Qué ocurrirá, en caso de seguir este camino, con la aplicación de la Sputnik V que ya comenzó?

–En el caso puntual de la Sputnik V se trata de dos componentes distintos y la segunda tanda de 300 mil que llegarán al país la próxima semana serán aplicados a los que se dieron la primera dosis. Pensando en eso, para la segunda entrega estamos pidiendo más dosis del componente uno y no estamos pidiendo exactamente mitad y mitad como hicimos ahora.

Restricciones y cuidados

–¿Considera que son suficientes las medidas que se están impulsando para frenar el avance de casos?

–Los cuidados y las restricciones se están extremando en todas las partes del mundo. Sin embargo, comprendemos que la población se encuentra agotada y con una disminución de la percepción del riesgo que es muy preocupante. Eso es algo que no se puede no mirar. Sin embargo, no hay un solo responsable que pueda tomar una decisión. Cada uno tiene un rol y el desafío actual es cómo reformular la presentación del problema. En la primera ola de contagios la mayoría de la población estaba haciendo el aislamiento y los que se enfermaban eran personal de salud, personas que trabajan en comedores, en seguridad, o en actividades esenciales. En este momento los contagios son de personas que realizan reuniones sociales –no son solo jóvenes— y que no cumplen con los protocolos y cuidados. Hubo un aumento de casos tras los encuentros de fin de año, no sólo de las fiestas, sino esos encuentros que hacemos en Argentina en diciembre, generalmente en espacios cerrados y sin cuidado. No hay una medida de por sí que sea mágica y no se está evaluando restringir las actividades productivas, económicas y comerciales porque no es ahí el foco de contagio. Deberíamos trabajar en conjunto como sociedad para que podamos seguir encontrándonos con los cuidados necesarios y que pueda seguir habiendo temporada de verano. 

–¿Hay riesgos de que la campaña de vacunación se vea afectada por la mayor demanda en el sistema de salud dado el aumento de casos?

El equipo de salud viene trabajando hace un año y está agotado. Es realmente agotador poder dar respuesta a los rastreos, testeos, seguimiento de los casos aislados, de los contactos estrechos más la atención en los centros de salud, los calendarios de vacunación y la vacunación que comienza contra el coronavirus que realmente va a ser la más grande que hayamos tenido en Argentina.

-¿Qué se sabe hasta el momento de la nueva cepa y qué diferencias hay con la actual? ¿Las vacunas son efectivas para ambas? 

Hasta ahora las mutaciones que hay en todas las cepas que se han identificado y genotipificado son mutaciones menores que no impactan en las vacunas. Sin embargo, la parte comunicacional de esta pandemia es muy interesante para analizar, porque cuando uno escucha en los medios la palabra ‘mutación’ parece el fin del mundo, pero eso es algo que pasa con todos los virus, dado que estos intentan evolucionar: el objetivo de los virus no es matar a la persona sino replicarse, por eso las mutaciones, en general, los hacen más transmisibles y menos letales. En este marco, es muy importante la vigilancia epidemiológica, porque esto es dinámico y, si bien los virus pueden tener mutaciones pequeñas, también pueden tener mutaciones grandes y la situación se tornaría distinta. Hasta ahora lo que informó el Malbrán es que en Argentina solamente ha ingresado una cepa de Rio de Janeiro, por lo tanto no es algo que predomine. Hay algunas cepas que son más transmisibles que podrían tener que ver con lo que está pasando en Londres, pero no hay una cepa que esté predominando ahora en Argentina y que sea una mutación. Con cuidarnos más tendríamos que poder controlarlo.

–¿Cómo es la metodología de ‘semáforo’ que se está aplicando en diferentes distritos para el control epidemiológico?

–Eso sirve para poner un parámetro objetivo que nos diga cuándo está aumentando el riesgo. Algo que aprendimos en la pandemia es que cuanto antes se tomen las medidas es más fácil de bajar el número de casos. Por eso fijamos parámetros que son la razón y la incidencia –tal como figura en el DNU– para que, cuando la razón de los casos de los últimos 14 días está sobre 1.2, es decir en aumento, y cuando la incidencia de los últimos 14 días es más de 150, sabemos que hay que preocuparse. Lo que estamos haciendo es realizar un monitoreo permanente de esos indicadores.

–¿Cree que es posible que comiencen las clases presenciales en febrero? Además de a los docentes, ¿van a vacunar a los alumnos?

– Una de las prioridades es tener presencialidad escolar, pero por supuesto que dependerá de la situación epidemiológica y también del rol de cada una de las jurisdicciones. Por este objetivo y de manera extraordinaria una de nuestras estrategias es poder vacunar a los docentes y no docentes de los niveles inicial, primario y secundario para poder minimizar la transmisión. Los niños todavía no están considerados población a vacunar porque no hay estudios realizados, pero vamos a ir juntando la información necesaria y podemos empezar a pensar primero en vacunar a los niños que tengan condiciones de riesgo y después ir evaluando cómo continuar.

Fuente : Página12

Comentario

^