Primer acto: el Presidente lo pide por las buenas. «No se puede jugar con fuego porque este virus sigue creciendo«. Alberto Fernándezapeló este domingo a la responsabilidad ciudadana desde Mar del Plata, dos palabras que parecen no estar en el vocabulario de la parte de los argentinos que parece creer que el coronavirus terminó. Las cifras de contagios son alarmantes y recién alrededor del 10 de enerose sabrácuánta gente enfermó durante las fiestas de fin de año. Segundo acto imaginario: la gente no se asusta, los casos siguen creciendo y el Gobierno tiene que tomar medidas para bajar los contagios. El tercer acto de la obra covid 2020 es resolutivo: en el Gobierno están barajando tres posibilidades, que van de menor a mayor. A saber: implementar más controles en plazas y playas, establecer una suerte de toque de queda sanitario (que no es otra cosa que prohibir que la gente salga de noche a hacer actividades recreativas) y la más dura: volver a un sistema de cuarentena estricta, pero esta vez con el sistema de salud más preparado y la conciencia de que son los jóvenes de entre 18 y 30 años el vector del virus y los que menos se están cuidando. Nada es fácil, todo es necesario. Porque Alberto Fernández es plenamente consciente de que si nada cambiara, en dos meses llegarían a la saturación del sistema de salud. Por eso, antes de fin de mes, el Presidente va a tomar medidas de contención. Sólo este domingo, el parte que difunde el Gobierno cada día dio cuenta de 5.884 nuevos casos de covid-19. En las últimas 24 horas, se notificaron 107 nuevas muertes, 65 hombres y 42 mujeres. A día de hoy, la cantidad de personas fallecidas es 43.482.
Lo peor no pasó
El Presidente habló el tema con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof y con el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta antes de fin de año. «Si esto sigue así, algo vamos a tener que hacer«, les dijo y los tres estuvieron de acuerdo. Las primeras medidas de contención van a ser tomadas antes de fin de mes. Por ahora, el primer mandatario está apelando a que la gente se asuste, en un sentido adaptativo del término, y entienda que ser responsable es cuidar la propia vida y la ajena. Lo más grave del asunto es que la cifra actual de contagios es alarmante, perono responde a los que se produjeron en las fiestas, que se van a conocer alrededor del 10 de enero, sino probablemente (dicen en el Gobierno), a las concentraciones en el velorio de Diego Armando Maradona, a las movilizaciones callejeras de distintos grupos sociales y a las movilizaciones de «verdes y celestes« antes de la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).
Por eso, las imágenes de la relajación total en las playas y las salidas a las plazas de los jóvenes después de la medianoche del 24 y el 31 más la sensación general de que el virus «ya fue» preocupan al Gobierno por una simple cuestión de progresión: los especialistas le dicen al Presidente que si nada cambiara, en dos meses llegarían a la saturación del sistema de salud. Algo que nadie se va permitir porque se trabajó durante todo el año justamente para evitar ese escenario.