El fútbol fue uno de los últimos deportes en querer adoptar la revisión a través del vídeo, lo que hasta ahora no le ha servido para ahuyentar las polémicas. Queda claro que algo no marcha bien cuando el videoarbitraje se convierte en continuo motivo de polémica y de agravios comparativos a la hora de juzgar una acción del juego. El propio Lionel Messi, el mejor futbolista del mundo, se animó el año pasado a denunciar «corrupción» en la Conmebol por la utilización del VAR. Hoy, una herramienta tan útil como rodeada de oscurantismo. Como contrapartida de esto, en otras disciplinas deportivas la utilización de la tecnología tuvo un mejor encaje. El tenis, el básquetbol o el rugby pueden dar fe de ello.
Por un lado, las voces en contra del VAR no paran de alzarse y todos coinciden en que el método de aplicación no es claro. Es tan cierto que los árbitros suelen confundir en sus decisiones como así también que en la Argentina (y en buena parte de Sudamérica) el espíritu del fútbol es absolutamente diferente al resto de los deportes. Cuenta con un fanatismo a veces extremo, popularidad e infinitos intereses. Se lo toma de esa manera porque existe otra cultura deportiva. Mientras que en otros deportes los sistemas de revisión se aceptan y se respetan, aunque modifiquen decisiones que no sean precisamente beneficiosas. En nuestro país, no. De un lado y del otro.
En principio, cabe resaltar que los errores de los árbitros en la interpretación del reglamento o en la calificación de la conducta de un jugador son parte del deporte y siempre existirán por la condición falible del ser humano. Del mismo modo que resulta imposible comparar las tecnologías aplicadas al tenis con el fútbol, el rugby o el básquetbol, por resaltar distintos deportes con un contacto físico permanente entre los protagonistas. Es verdad: ni el tenis, ni el rugby, ni el hockey mueven o provocan la efervescencia que despierta el fútbol. Pero los propios protagonistas aceptan los fallos, las rectificaciones. Les gustará o no, pero existe menos histeria.
El Ojo de Halcón en el tenis
En cuanto al tenis, Estados Unidos, el reino de la innovación, fue el primero que les dio la chance de reclamar en un torneo de Grand Slam, cuando estrenó el Ojo de Halcón en este nivel de torneos, puntualmente con el US Open 2006. Ese fue el primer año en que la tecnología empezó a jugar un papel clave en este deporte, un precursor en el uso de estas herramientas. Este sistema también recopila datos, además de ser sensible al calor, velocidad del viento y otras condiciones ambientales. Los primeros años generaron polémica aunque en la actualidad, con su prácticamente nulo margen de error, es un componente esencial.
Ya en 2018, el propio major estadounidense fue el primero en ofrecer las «llamadas de línea electrónica» en todas las canchas para los partidos de singles y dobles del main draw. Con el tiempo, el sistema se fue perfeccionando y hasta los «challenge» se transformaron en parte del entretenimiento en las pantallas de los courts cuando los espectadores debaten si la pelota en discusión fue buena o no.
A diferencia de lo que pasa con el fútbol y otros deportes, el uso de la tecnología es rápido y eficaz en el tenis. Asimismo, y dentro de estos avances que se profundizaron en la pandemia, hay un hecho que encendió la alarma a las distintas escalas del arbitraje: la utilización del Hawk-Eye Live (Ojo de Halcón en Vivo), un sistema automatizado que no sólo elimina a los jueces de línea, sino también la disposición del desafío con el que los jugadores pueden solicitar que los «cantos humanos» sean revisados por un sistema electrónico.
Usado recientemente en Cincinnati, el US Open (excepto en algunos estadios) y el Masters de Londres, este sistema dentro de una décima de segundo después de que la pelota pica, envía señales visuales y de audio al juez de silla y al personal que desde un búnker de repetición controla los monitores. Los árbitros no pueden invalidar el fallo de las máquinas y solo asumirán el control si el sistema tiene un desperfecto. Además, si el sistema de audio fallara, una luz colocada en la silla del umpire todavía indicaría cuando la pelota fue mala.
El TMO en el rugby
En el rugby, la tecnología también ya es parte indispensable del juego. Y acá se habla de otro de los deportes precursores en estos avances. Sin dudas, es uno de los que mejor se lleva con este tipo de instrumentos. World Rugby comenzó a aplicar el Television Match Official (TMO) en 2001 y sólo para las jugadas relacionadas con los tries. Paulatinamente, se fue aplicando a otras acciones del juego. En esta línea, el Mundial de Inglaterra 2015 marcó otro quiebre indudable. Allí apareció el Ojo de Halcón aplicado al rugby, un sistema que sirvió como soporte adicional al TMO y al Citing para obtener mayor eficacia y precisión.
La esencia del TMO es bien nítida: lograr que el árbitro tome las decisiones más ajustadas al reglamento. Es este quien tiene la última palabra y es el que pide que el TMO entre en acción. También puede recurrirse a la tecnología si el oficial de vídeo comunica una posible infracción al referí. Y a diferencia de lo que sucede con el fútbol, en el rugby la revisión se hace frente al público, no importa que este apruebe o no la decisión final tomada. Todos pueden escucharlo, lo que aporta una mayor transparencia. El sistema, claro, tuvo sus detractores en sus inicios, porque consideraban que había demasiadas interrupciones. Sin embargo, con el paso del tiempo, se acercó a su objetivo: un arbitraje más justo. A diferencia del fútbol, echaron por tierra toda suspicacia respecto de qué se revisa y cómo se resuelve.
El Instant Replay en el básquetbol
El básquetbol también tiene una relación directa con la tecnología desde hace años. En la temporada 2014-2015, la NBA introdujo oficialmente el Instant Replay. El movimiento estaba enfocado en el colectivo arbitral. Gracias a su software, sus cámaras con zooms ópticos de alto rendimiento no solamente calculan la trayectoria de la pelota, sino que hacen un rastreo de la misma y un mapeado digital: telemetría en tiempo real. Cada jugada dispone de imágenes de video sincronizadas provenientes desde múltiples ángulos y desde el 2019 los entrenadores están autorizados a pedir la revisión de las mismas. ¿Se desata el caos como suele pasar en el fútbol? Lejos de eso. Entonces el problema del VAR a veces se dispara desde la pasión desmesurada, del fanatismo. Uno de los tantos factores por los que todavía le cuesta establecerse.
En la NBA todo se controla desde un centro de mando en Secaucus, al noroeste de Nueva Jersey, compuesto por decenas de monitores HD y cámaras que aportan distintos ángulos. Para esa inversión inicial se destinaron unos 15 millones de dólares. Por supuesto, todo esto se traduce en una mayor franqueza y justeza dentro de las decisiones que se toman en el rectángulo de juego. No son pocos los que aseguran que el sitio es más parecido a una sala de seguimiento espacial que a una instalación deportiva. La NBA, además, siempre pone a disposición de los hinchas su archivo Replay para consulta, incluso el dossier arbitral de cada partido. Lógicamente, cada uno de estos detalles aporta mayor credibilidad.
Siempre en la línea del básquetbol, el año pasado, por caso, la FIBA decidió quitar del listado de jueces al venezolano Daniel García Nieves y al argentino Leandro Lezcano, en el Mundial de China, después de que se negasen a revisar una polémica jugada en los últimos segundos del Francia-Lituania que contribuyó a la eliminación del combinado lituano. Una de las tantas particularidades en la relación deportes-tecnología.
El Video Ref en el hockey
En el hockey, la Federación Internacional (FIH) autorizó la utilización del Video Referral o Video Ref a partir de 2010, pero ya se había puesto en práctica por primera vez en un Preolímpico en Irlanda, con vistas a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.LA FIH exige al menos cinco cámaras en los torneos internacionales, aunque en Río 2016 hubo diez. «Para nosotros fue fabuloso, porque hay menos tarjetas y es una ayuda infinita dentro de las 25 yardas y se hace más fácil arbitrar así», apuntó al diario Los Andes el árbitro internacional Germán Montes de Oca, de buen desempeño en la última cita olímpica.
El Video Ref es solicitado por los jugadores, pero el reclamo debe incluir una pregunta específica, algo bien concreto. Frente al pedido, el juez se dirige a quien está a cargo de la repetición para que se resuelva la duda desde la cabina. Es por eso que resulta fundamental que la pregunta sea lo más precisa posible, ya que no se revisa lo que no es reclamado.
El pedido de revisión llega de parte de los jugadores. Y en caso de que se desestime el reclamo, se pierde la oportunidad de volver a solicitarlo durante el tiempo regular, pero sí hay una chance más si se definiera por shot outs (penales australianos). En la televisación queda expuesto el cambio: cada equipo arranca con un punto verde al costado de su nombre en la pantalla. Y si una queja no prospera, ese punto se convierte en rojo. Si en cambio el Video Ref le da la razón al pedido, el equipo mantiene la potestad de seguir pidiendo en el transcurso del encuentro, hasta que eventualmente sea rechazado y no vuelva a contar con ese derecho.
¿En qué circunstancia se puede pedir? Sólo se permite la revisión del sistema en las faltas cometidas dentro de los 23 metros, incluyendo el semicírculo. En el caso de que un jugador del equipo contrario toque la bocha con el pie dentro del círculo (se cobra córner corto) y el árbitro no lo detectara, el capitán puede pedir que se chequee. Así como en el caso de que haya una jugada peligrosa: cuando la pelota toca el cuerpo de un jugador de la rodilla para arriba y el árbitro cobra al revés. Son siempre en el contexto de situaciones de gol, córners cortos o penales. Otra posibilidad de utilizar el Video Ref es que el árbitro lo pida por alguna duda, pero únicamente para cobrar un gol o anularlo. Y lo puede usar la cantidad de veces que quiera, no por presión o pedido de los jugadores, si no por sus propias dudas.
Noche de polémicas: el VAR de River-Nacional
El juego mejoró con el sistema, hay más justicia y se aplacan las protestas cuando se pierde un reclamo de Video Ref, con lo que ayuda a los árbitros a estar más concentrados en el desarrollo, respaldados por un cuarto árbitro que observa todo. Por momentos, más allá de la variedad de imágenes, es muy difícil determinar eventuales toques de pies con la bocha o ciertos movimientos de los palos. El amontonamiento de jugadores en el círculo, a veces, vuelve confusa la escena desde la pantalla.
¿Lo peor? En algunos casos, la espera se hace demasiado larga (incluso más que el fútbol), y ese suspenso no hace más que generar fastidio en los espectadores, que viven un extraño intervalo en lo que debería ser un seguimiento apasionado del juego. Aunque el balance por la instrumentación del sistema es altamente positivo y los jugadores, en su gran mayoría, exhiben un buen comportamiento, sin que se produzcan desmadres con los árbitros.
En la NFL, desde 1999
¿Cómo se desarrolla la tecnología en la revisión de jugadas de la NFL? Aquí el videoarbitraje funciona desde 1999. También se emplea un sistema completo con tecnología que fue creciendo poco a poco para que cada jugada controversial sea chequeada minuciosamente. Los árbitros revisan los touchdowns, así como las pérdidas o recuperaciones del balón. También los entrenadores de los equipos tienen la oportunidad de pedir la revisión de una jugada, la que deseen. Si el solicitante tiene razón, luego contará con la potestad de poder solicitar que se rearbitre otra jugada. Si la revisión es contraria a los intereses del solicitante, el equipo es sancionado con la pérdida de un tiempo muerto. Queda a la vista: cada disciplina tiene sus variables con respecto a la manera de usar la tecnología.
Lo concreto es que una gran cantidad de deportes (béisbol, críquet, tiro con arco más otros relacionados al mundo motor) adoptaron distintas medidas y abrieron sus puertas para tratar de solucionar el error humano. Se multiplican en cada rincón del mundo. El ciclismo y el atletismo, por ejemplo, sumaron la herramienta del foto finish. En la esgrima, inclusive, se colocan sensores tanto en el florete como en la ropa y marcan si se tocaron o no. Distintas aplicaciones que permiten la utilización de los avances que brinda la tecnología. En algunos casos, queda claro, ésta suele ser la mejor amiga del fair play. Claridad y transparencia, dos aspectos con los que todavía al VAR le cuesta hermanarse.
Fuente : La Nación