López Obrador será el próximo presidente de México y llevará a la izquierda al poder


2 julio, 2018


De acuerdo con las primeras encuestas, sacaba una amplia ventaja sobre Ricardo Anaya, del derechista Partido de Acción Nacional (PAN)

En una elección presidencialhistórica, el líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador se impuso en México por una amplia ventaja según las primeras encuestas a boca de urna, y le imprimió un giro ideológico inédito a la segunda economía de América latina, impulsado por el hartazgo de los mexicanos con la corrupción, la violencia y la desigualdad, y su palpable frustración con los partidos políticos tradicionales.

López Obrador, «AMLO», como es conocido aquí, líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), se imponía en la contienda electoral para suceder al presidenteEnrique Peña Nieto y obtendría entre el 53 y el 53,8% de los votos según las cifras preliminares difundidas por el Instituto Nacional Electoral (INE).

AMLO sacaba una amplísima ventaja sobre sus rivales directos, Ricardo Anaya, candidato de una coalición liderada por el derechista Partido de Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien captó entre el 22,1 y el 22,8%, y José Antonio Meade, el candidato oficialista del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien tendría un respaldo de entre el 15,7 y el 16,3 por ciento. Ambos candidatos reconocieron rápidamente su derrota apenas se conocieron los sondeos a boca de urna.

Con la concesión de la victoria por parte de ambos rivales, López Obrador se convertirá en el próximo presidente de México, y llevará a la izquierda al poder por primera vez en democracia con un mandato para desplegar una «transformación radical». Su principal promesa fue erradicar la corrupción.

Mientras el INE confirmaba la tendencia de las encuestas, decenas de miles de mexicanos celebraban en el Zócalo, en el centro de la ciudad, donde se reunieron a festejar el nuevo panorama político que dejaban las urnas. Otros sondeos pronosticaban que la coalición de López Obrador, Juntos Haremos Historia, integrada por Morena, la extrema izquierda y la extrema derecha, obtendría además el control del Congreso.

Tras una contienda teñida por la violencia, la «campaña sucia» y la polarización del país, López Obrador comenzó a retocar su discurso al ensayar un llamado a la unidad, al afirmar, luego de votar, que el país debía iniciar una «etapa de reconciliación nacional».

«Se va a decidir entre más de lo mismo, o un cambio verdadero», había anticipado López Obrador, al emitir su voto, ayer por la mañana. Era su tercer intento por la presidencia, tras las derrotas de 2006 y 2012.

Por la noche, ya triunfador, brindó un discurso ante la prensa en el Hotel Hilton con un fuerte tono conciliador, cargado de garantías que apuntaron a desterrar los temores que despertó su ascenso político. Prometió respetar las libertades individuales, la libertad de prensa y la ley, y la independencia del Banco de México.

«Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación», abogó López Obrador.

«Reitero una frase que sintetiza mi pensamiento: primeros, los pobres», afirmó el presidente electo. «Quiero pasar a la historia como un buen presidente de México», agregó luego.

Horas antes, millones de mexicanos le dieron un triunfo contundente, le asestaron un cachetazo al PRI y al PAN -a los que muchos ponen en la misma bolsa bajo el nombre «PRIAN»- y terminaron de construir un vuelco político jamás visto en México: por primera vez en democracia, la izquierda capturó el poder, y se prepara para gobernar al país desde Los Pinos.

«Los que llevamos tiempo en esto tenemos la esperanza de que ya haya un cambio, porque ya estamos hartos de todos los partidos. Sobre todo el PRI», afirmó, un rato después de votar, Elva Martínez Muñoz, 55 años, profesora de educación física. Toda su vida a la izquierda. Admira a Cristina Kirchner y a Dilma Rousseff. Y es devota seguidora de Andrés Manuel López Obrador, de quien elogia «su honestidad, su franqueza», y a quien ve con «con mucha actitud para hacer un cambio», dijo, mientras esperaba a que saliera de uno de los bunker de Morena en la ciudad. Tras años decepciones, a esa hora ya estaba más cerca que nunca antes de festejar el desenlace de una elección.

«Vamos bien, vamos bien, vamos bien. Vamos a esperar el resultado», dijo López Obrador al salir en auto de esa oficina de Morena, en el barrio de Roma Norte de la ciudad. Ante una pregunta de LA NACION, dejó un saludo para la Argentina, y dijo que espera tener una «buena» relación con el Presidente Mauricio Macri.

Desde muy temprano, más de 89 millones de mexicanos comenzaron a darle forma a una participación electoral que apuntaba a ser elevada, impulsada por los jóvenes, que representaban casi el 40% del padrón. El voto «millennial» apuntaba a ser decisivo para torcer al resultado de la contienda. El país eligió una cantidad inédita de cargos -3400, incluido el presidente, 128 senadores, 500 diputados, y alcaldes, gobernadores y legisladores locales-, tras una campaña teñida de sangre en la que fueron acribillados más de 145 políticos, según la consultora Etellekt.

Atentos a los históricos temores a un fraude -que parecían disiparse a medida que transcurría la jornada electoral-, los partidos inscribieron a 2,7 millones de fiscales, y hubo miles de observadores extranjeros desparramados por todo el país.

Preocupados
Ignacio Casas, un argentino de 42 años, casado con una mexicana, quien vive desde hace una década en México, votó por primera vez en una elección presidencial en el país. Como otros mexicanos, dijo que se sentía»un poco preocupado» por el ascenso de López Obrador. Había votado por Ricardo Anaya, quien lideró una atípica coalición integrada por el PAN, el partido tradicional de la derecha, con el partido de la izquierda que dejó López Obrador, el Partido de la Revolución Democráctica (PRD).

«Me parecía la opción más razonable», dijo Casas. «No sabemos qué va a pasar, y ese es en gran parte el motivo de la preocupación», agregó.

Muchos mexicanos decidieron su voto el mismo día de la elección. Era el caso de Eduardo Corona y Cristina Escalante, ambos de 25 años, quienes discutían por quién volcarse mientras miraban el partido entre España y Rusia por los octavos de final del Mundial. Antes de ir a las «casillas de votación», se inclinaban por un «voto útil»: Anaya, a quien las encuestas colocaban en el segundo lugar. Ninguno veía con buenos ojos a López Obrador, pero tampoco estaban convencidos con el resto de los candidatos.

«No me interesa que gane Andrés Manuel, para nada. Va a traer incertidumbre al país. No quiero ser Venezuela», dijo Corona, expresando un temor arraigado en una fracción del electorado. «Si logra la mayoría en el Congreso, estamos perdidos», afirmó.

Cerca de las oficinas de Morena, en el barrio Roma de Ciudad de México, Kirén Miret, 38 años, periodista de El Financiero, era una de las mexicanas que iba a votar por primera vez a López Obrador. Descreía de las advertencias populistas que muchos lanzaban sobre el líder de Morena. «Él quiere trascender como la persona que cambió a México», afirmaba.

Miret dijo que el país llegó muy polarizado a la elección en busca de «un cambio de fondo» tras el enroque que protagonizaron el PRI y el PAN en el poder este siglo. Era difícil encontrar en la Ciudad de México -bastión de López Obrador- a alguien que se volcara por el candidato oficialista, José Antonio Meade, quien debió cargar con la pesada herencia que dejó el presidente Enrique Peña Nieto.

«Es un momento irreconciliable con el PRI», dijo Miret. «Tuvimos la oportunidad de la alternancia, pero el PAN lo hizo muy mal. El voto castigo tiene que hacerse presente y por eso AMLO tiene tanta ventaja», describió.

Anoche, su presidencia de López Obrador comenzaba a convertirse en realidad, y el centro de Ciudad de México comenzaba a inundarse con un canto: «¡Es un honooor, estar con Obradooor!».

Felicitaciones de Trump
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump , felicitó a López Obrador por su triunfo con un mensaje en Twitter. «Felicidades a Andrés Manuel López Obrador por convertirse en el próximo Presidente de México. Espero con ansias trabajar con él», escribió el mandatario norteamericano. «¡Hay mucho por hacer que beneficiará tanto a los Estados Unidos como a México!», cerró.

 

 

 

Fuente: La Nación

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